Autores: Ing. Juvencio Molina A. / Ing. Oswaldo Gómez A.
Venezuela en el inicio de la segunda década del siglo XXI está a la zaga del progreso que experimentan sus vecinos. La nación aún sigue contando con inmensos recursos naturales (Energéticos, mineros, etc.) y también posee la experiencia de haber gestionado en un lapso de cuarenta (40) años – 1960 – 2000- significativos avances en la construcción de una importante infraestructura energética -Sistema eléctrico interconectado -, llegando a electrificar el 98% de la superficie del país, una industria petrolera de clase mundial, así como un desarrollo industrial y de servicios que lo puso en su momento a la cabeza de los países de Latinoamérica, sin embargo; se encuentra en la situación de no haber sido capaz de consolidar y continuar el avance experimentado previamente y por el contrario, ha entrado en una fase de retroceso acelerado la cual hoy presenta a la nación, como un estado fallido en prácticamente todos los indicadores de gestión.
La crisis de Venezuela comenzó a finales de la década de los años 70 del siglo XX causado especialmente por el deterioro institucional y la corrupción generalizada que degradó la muy exitosa gestión previa de la democracia conocida como Pacto de Punto Fijo. Ante la incapacidad de corrección de errores cometidos en diversos planos especialmente en el económico y en el político, sobrevino el desencanto de la población con las propuestas políticas de la época y se profundizó la crisis institucional de la nación. Esta situación tuvo manifestaciones como la explosión social llamada el Caracazo en febrero del año 1989 y los dos (2) golpes de estado fallidos producidos en el año 1992. Al principio de la década de los años 90 del siglo XX el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez hizo un viraje desde la política económica signada por una profunda estatización de la economía (Petroestado) hacia una apertura al libre mercado. Esa gestión en el plano económico resultó exitosa, sin embargo; en el plano institucional y político encontró una severa resistencia al punto que no se acometieron las reformas requeridas y aquellas que se implementaron, fueron realizadas a medias o incluso en algunos casos, fueron revertidas. Así para el año 1998 la imagen pública de la democracia venezolana era marcada por el desprestigio y la pérdida de confianza de la población en el proceso.
El manifiesto descontento popular fue factor determinante para producirse el viraje hacia la izquierda en el proceso electoral de ese año y así, llegó al poder el líder de los golpes de estado del año 1992, el teniente coronel del ejército Hugo Chávez Frías al frente de un movimiento político que combinó aspectos de nacionalismo y marxismo ortodoxo, el cual denominó Socialismo del siglo XXI. De esa manera terminó el ejercicio de apertura al libre mercado iniciado por Venezuela en los años 90 y se implementó una gestión económica típica de los países con gobiernos socialistas ortodoxos, basada en el control absoluto del estado de todos los medios de producción, con planificación centralizada. Es decir, se afianzó el llamado PetroEstado y estado empresario, característico de los años previos de la democracia del Pacto de Punto Fijo.
La gestión de veinte (20) años del proyecto socialista aplicado por Chávez en Venezuela presenta un balance desolador. Como signos marcadores destacan la economía con la peor gestión del mundo, el funcionamiento al borde del colapso del aparato productivo, de los servicios públicos y de la industria energética de la nación, incluyendo su otrora vigorosa y eficiente industria petrolera y, por consiguiente; la casi total pérdida de calidad de vida de los ciudadanos.
Desde la época de la Venezuela democrática del Pacto de Punto Fijo, los planes de desarrollo del país fueron apuntalados por una economía rentista basada principalmente en la explotación y exportación de petróleo (PetroEstado) y en menor medida, otros tipos de minerías como el hierro y el aluminio. La renta petrolera dotó al gobierno de Venezuela de ingentes recursos de tipo monetario y de una gran capacidad de inversión. Esos recursos fueron gestionados de manera adecuada en el lapso 1960 – 1980, con inversiones dirigidas principalmente al fortalecimiento de los servicios públicos y de la calidad de vida de la población venezolana. Se manifestó por la culminación o la ejecución de nuevas y grandes obras de infraestructura tales como: Sistema eléctrico y electrificación nacional, sistemas de carreteras y autopistas, sistemas de hospitales, escuelas, aeropuertos, sistemas de agua potable, expansión y modernización de la industria petrolera nacional, desarrollo de industrias pesadas e intermedias, etc. Sin embargo; a partir de la década de 1980 quedó en evidencia el agotamiento del sistema de inversiones públicas directas, con el PetroEstado afectado gravemente por la corrupción y por el muy fuerte subsidio a los servicios públicos.
El lapso de los veinte (20) años de gestión socialista en Venezuela, transcurridos a partir del año 1999, presenta como características de muy alto impacto una ejecutoria económica rentista de mayor nivel que el aplicado en el lapso democrático precedente, el control absoluto del estado, con el agravante de la ineficacia propia de la centralización, la corrupción y el prevalecer de lo ideológico y lo político, sobre la racionalidad económica.
La gestión socialista de la economía venezolana descansa casi exclusivamente en el gasto público lo cual ha conducido a un endeudamiento severo y a un proceso hiperinflacionario el cual tiene el ciclo más largo registrado en la historia económica del mundo.
Entre las ejecutorias de gobierno destacan el uso del petróleo como arma geopolítica, el despilfarro de los recursos nacionales en proyectos sin verdadero sentido económico de los cuales, la mayoría nunca fueron concluidos, la pérdida de autonomía de los poderes públicos, especialmente el control legislativo de la gestión con el desmontaje institucional realizado por el ejecutivo a la Asamblea Nacional, el acoso permanente y sostenido al sector privado nacional e internacional que hace vida en Venezuela, lo cual condujo a la paralización y prácticamente a la desaparición de la inversión en el sector privado y al cierre masivo de empresas , agravado el escenario por el muy severo endeudamiento nacional –En tiempos de precios altos del barril de petróleo-. La caída de los precios petroleros internacionales y la destrucción operacional de la Industria Petrolera Nacional (IPN), condujo finalmente al declive del PIB y a la reducción del tamaño de la economía nacional para el año 2020, a la equivalente de cualquier país de Centroamérica.
La evolución del PIB venezolano entre los años 1997 y 2017, según datos oficiales del BCV, presenta una caída aproximada del 37 del PIB en el lapso 2013-2017. La tendencia de caída del PIB de Venezuela es corroborada por datos de organismos económicos internacionales como la CEPAL . Este organismo informa para el año 2018, la reducción del 15% del PIB por quinto año consecutivo, y de una contracción acumulada del 44,3%, respecto al del año 2013.
De manera conclusiva para diversas fuentes económicas del mundo, son conocidas las severas limitaciones para hacer negocios existentes en Venezuela para el año 2020. Es útil saber que Venezuela se encuentra en el 188º puesto de los 190 que conforman el ranking Doing Business, que clasifica los países según la facilidad que ofrecen para hacer negocios .
En cuanto al Índice de Percepción de la Corrupción del sector público en Venezuela ha sido de 18 puntos, así pues, está entre los países con mayor corrupción en el sector público, de los 180 países analizados.
Venezuela país Plataforma, abierta al mundo y a la inversión
Desde siempre los venezolanos hemos oído y conocido por diversas fuentes que nuestro país posee condiciones naturales para ser uno de los líderes en Latinoamérica e incluso, para avanzar hacia el llamado mundo desarrollado. Sin embargo, generación tras generación los ciudadanos venezolanos, con énfasis en los últimos veinte (20) años, solo conocen de un país en donde no se alcanzan los objetivos de crecimiento y con una gestión que lo sitúa en posiciones de rezago económico al compararse con los países competencia, vecinos de Latinoamérica.
Los planes de desarrollo venezolanos en general han carecido de una visión geopolítica de largo alcance, se han centrado mayormente en el tema del Mercado con ejecutoria rentista. No ha existido continuidad en la implantación de esos planes y ha prevalecido la ideología política sobre los objetivos y resultados económicos de mediano y largo plazo.
Queda de manifiesto que el colapso económico, político y social de Venezuela tiene orígenes estructurales profundos los cuales, para ser corregidos deben incluir además de un cambio del modelo político, un cambio de mentalidad y un romper de paradigmas en lo económico y en la visión país.
En función de los resultados, es evidente para Venezuela el agotamiento del modelo de economía estatizada, con gestión e inversión directa por el sector público. La debilidad estructural del modelo con su característica de país mono productor de hidrocarburos, agravada por el quiebre técnico, monetario y operacional de la industria petrolera venezolana establece una categoría podría decirse, de regresión irreversible para la gestión estatizada, centralizada y rentista pensada exclusivamente para el mercado exportador, sin preocupación por desarrollar y robustecer el mercado interno. Sin embargo, debido a las características de Venezuela la actual situación de colapso a la vez; representa variadas oportunidades para considerar un retorno del país a los primeros planos de Latinoamérica mediante la aplicación de gestión de mediano y largo plazo, basada en racionalidad económica, cambios de paradigmas y de pragmatismo ejecutorio.
Hasta principio de los años 2000, Venezuela realizó un importante esfuerzo en la negociación de tratados de promoción, protección recíproca e incentivos a la inversión. Para el año 2020 están firmados y en vigencia un estimado de veintinueve (29) tratados , destacándose que un total de veintidós (22) tratados (76% de los mismos) fueron firmados antes del año 2000. Entre los años 1990 y 1991 Venezuela firmó con los EEUU dos (2) acuerdos sobre Comercio e Inversiones. Los tratados firmados entre el año 2000 y el 2020 fueron realizados con países afines en lo ideológico, pero con limitaciones para un efectivo intercambio comercial y de inversiones. Destacan los tratados con Cuba (año 2004), Francia (2004), Bielorrusia (2008) Irán (2016), Palestina (2016). La mayoría de los tratados actualmente están vigentes, pero paralizados en estado de letargo.
En función de los tratados y acuerdos existentes queda claro que Venezuela siempre ha sido un país de interés para la participación e inversión internacional. Ante la actual coyuntura del reordenamiento geopolítico internacional (Viraje occidental ante China) y la necesidad vital para Venezuela de adoptar acciones decisivas para reactivar su economía, la captación de inversiones extranjeras directas, productivas, con transferencia de tecnología y resguardo de las capacidades productivas de la nación es fundamental y a nivel internacional, se están configurando las oportunidades para concretarse. Si lo hacemos bien, especialmente en lo relativo a cambios de paradigmas, aperturas al libre mercado y en el establecimiento de planes de largo plazo con objetivos estratégicos desarrollados en función del beneficio del país y no del gobierno de turno, Venezuela puede convertirse nuevamente en un país de interés para los EEUU, Europa y otras naciones las cuales demandan energía, materias primas, bienes y servicios, a precios accesibles.
Los objetivos de corto plazo Venezuela deben centrarse en la reactivación de los tratados comerciales y de inversión existentes, actualizar o crear las bases jurídicas requeridas y actuar con diligencia urgente en la promoción de sus potencialidades, con la visión de preparar y disponer al país como plataforma óptima para la instalación y activación de polos de desarrollo industrial, comercial y de servicios en el norte de Suramérica con salida preferencial hacia los mercados de Norteamérica, Europa y la comunidad andina de naciones. La visión objetivo marco, debe ser la diversificación económica.
Un aspecto de gran importancia que debe ser considerado como palanca complementaria en el posicionamiento de Venezuela como polo de desarrollo, de cara especialmente a Norteamérica y Europa, es el impacto en la movilidad y migraciones masivas actuales. La reactivación económica y de la calidad de vida en Venezuela, significa menor presión para los sistemas de seguridad social y del empleo de varios países de Suramérica y el Caribe. Así mismo, tendrá un alto impacto en el control de flujos migratorios importantes que hoy son problemas crecientes especialmente para Norteamérica y Europa.
Es muy importante revisar la actual apertura al comercio e inversión con China. Esa relación presenta característica absolutamente asimétrica para Venezuela y se destaca la inexistencia de un tratado de protección de inversiones entre ambos países. Los préstamos e inversiones realizadas por China en Venezuela, poseen condicionamientos tales como la obligatoriedad de incorporar mano de obra, contratistas y proveedores chinos. Así mismo, son inversiones dirigidas a satisfacer casi exclusivamente las necesidades de petróleo y combustibles de China, sin diversificación ni transferencias de tecnologías hacia Venezuela que han afectado gravemente la vida y el funcionamiento de empresas locales. Desde el punto de vista venezolano, las inversiones chinas no han representado crecimiento para la nación. Solo ha favorecido la disponibilidad de recursos monetarios para el gobierno de turno y así, continuar la aplicación de gestiones populistas de inversión pública, de mínimo impacto en la economía productiva real.
Aunque Venezuela ahora tiene un desfase de veinte (20) años en prácticamente todos en los órdenes con relación a sus vecinos competencia de LatAm, queda claro que las potencialidades del país y su infraestructura, hoy envejecida y altamente deteriorada la cual puede ser rehabilitada y modernizada, le brindan apalancamiento para cerrar brechas en términos de competencia real con un lapso menor que el requerido por sus países competencia en Suramérica los cuales, han debido construir lentamente casi desde cero, sus estructuras y sistemas transversales de apoyo a la industria, comercio y servicios.
Nuestra visión de país debe salirse de la actual «emergencia-colapso» y evitar volver a planes de gobierno, con mentalidades rentistas Deben impulsarse verdaderos planes de estado, con visión de largo plazo. La visión de convertir a Venezuela en un “hub”, una plataforma receptora de fábricas y desarrollo preferiblemente de alta tecnología, debería ser una prioridad de nuestra nación de cara al futuro. Instalar parques industriales en nuestras costas como por ejemplo Guajira, Paraguaná, Litoral Carabobeño, Anzoátegui, Sucre, Monagas, Bolívar y a lo largo del eje Apure Orinoco es una gran visión para la cual se debe trabajar sostenidamente.
Al revisarse los aspectos de fortalezas y barreras país, encontramos un balance positivo. Entre los aspectos fortaleza se destaca el disponer dentro del territorio nacional de casi todos los elementos por los cuales podemos atraer inversiones; a saber:
1) Agua,
2) Tierra,
3) Recursos minerales,
4) Energía
5) Inexistencia de problemas sociales profundos como lo son: Sociedades sectarias (Castas, estratos), segregación racial, religiosa o de género.
6) Sociedad educada o con un nivel educativo superior a la mayoría de los países competencia de LatAm
7) Permanencia en el imaginario y recuerdos de la sociedad de las experiencias de un país de posibilidades, progreso y futuro.
Entre los aspectos barrera más importantes se tienen;
1) Falta de competitividad. Economía y sociedad no acostumbrada a operar en ambiente de libre mercado.
2) Subsidio populista y económicamente insostenible de los servicios públicos
3) Infraestructura deteriorada y envejecida, especialmente la transversal requerida para el funcionamiento de los servicios públicos del país como lo son el servicio eléctrico, agua potable, comunicaciones, combustibles y carreteras.
4) Presencia omnipotente del gobierno en la vida económica del país. Estado empresario. Actividad económica nacional basada en gasto público
5) Corrupción generalizada y debilidad institucional
6) Sociedad masivamente empobrecida. Sueldos y salarios totalmente desfasados de la realidad económica del mundo contemporáneo globalizado.
7) Pérdida del bono país social. Diáspora del segmento joven y calificado de la sociedad
8) Descomposición social y hampa
Al revisarse los aspectos barrera y fortaleza se comprueba que operando un cambio de la manera de abordar y afrontar los temas, especialmente en la mentalidad y actitud de la gestión política de gobierno, con capacidad de adaptación a las condiciones variables de mercados y entornos, es posible configurar los acuerdos, consensos y voluntades requeridas para elaborar, aprobar, llevar a la práctica y consolidar planes de desarrollo de mediano y largo plazo con visión de estado y objetivos estratégicos específicos, ejecutados con criterios técnicos y de gestión al logro, con visión moderna de clase mundial.
El estado venezolano no poseerá capacidad de inversión por varios años. De manera que la misma situación lo llevará a dedicarse a lo que son sus tareas naturales y una de ellas es la planificación, el propiciar oportunidades de desarrollo a mediano y largo plazo. La inversión privada, no especulativa, llegará en la medida en que se aprecien planes estratégicos serios, de largo plazo, consistentes con una visión de nación que asegure estabilidad política y compromisos país.
Hay que generar entonces una nueva narrativa en torno al país para atraer inversiones y generar entusiasmo en todas aquellas áreas en las cuales, Venezuela posee condiciones para competir en un entorno de mercado abierto, sin restricciones. Entre esas áreas destacan:
- Energía
- Minería e Industria
- Agricultura
- Turismo y Servicios
- Recursos Humanos
Energía
Petróleo y Gas
En el área energética de hidrocarburos debemos aprovechar la recuperación los mercados que vaticinan varios especialistas entre ellos Rystad Energy en su último reporte de mayo 2020 para prepararnos de cara a las nuevas realidades del mercado petrolero internacional con alta competencia por colocar los volúmenes y niveles de precios que se estiman rondaran los 40 US$/bl.
Aquí es donde Venezuela podría por ejemplo establecer un círculo virtuoso de intercambio con los EEUU estableciendo un poliducto vía marítima que permita mezclar shale oil y/o nafta proveniente de EEUU para mezclarlos con nuestros crudos extra pesados de la Faja en USA y poder procesarlos en las refinerías de la costa del Golfo sin necesidad de adquirir diluentes.
Aparte de los Planes ya configurados en el área de producción deberíamos también ir a propuestas más aguas abajo. Ejemplos hay muchos: Proponer una Zona Especial de Desarrollo Petroquímico «del Caribe»
y plantearla como un proyecto nuevo con base en las corrientes del CRP y el gas y condensados de Cardón IV. Y dedicar la refinería de Cardón a maximizar rendimiento petroquímico y solo combustibles Premium, copiando el esquema de Reliance en Jamnabar, y con una zona libre de condiciones económicas especiales. Eso sería un ejemplo de desarrollo para interesar a inversionistas.
Iniciativas como un triángulo industrial Cardón, Amuay y Zonfipca con parques industriales que complementen a empresas como Profalca, Genevapca, Vassa y Puramin y después interconexiones con Zonfipca y Puerto de Guaranao para desarrollos de empresas más aguas abajo. Ya tenemos un trecho recorrido porque la infraestructura, aunque deteriorada y envejecida, está todavía allí.
Deberíamos impulsar la presencia de un consorcio o alianza de empresas e inversionistas privados venezolanos que se entusiasmen con este tipo de propuestas.
Finalmente, ya apuntando más allá de la ventana de oportunidad de los combustibles líquidos que muchos autores ubican hacia el 2040, el Gas va a resultar fundamental para la viabilidad económica del país a largo plazo, afortunadamente Venezuela cuenta con suficientes reservas de gas 196 TPC tanto “onshore” como “offshore” asociados y no asociados a la producción de crudo para continuar con su desarrollo más allá del 2040. Este Gas va a resultar fundamental en el mercado doméstico tanto para la industria Petroquímica como para la Industria eléctrica y para acometer planes de expansión hacia el área del Centroamérica y del Caribe fundamentalmente a través de opciones tipo GNL y/o GNC.
Energía Eléctrica
Energía Eléctrica Proveniente de Fuentes Convencionales
Venezuela es uno de los países de LatAm con mayor electrificación. Hasta 98% del territorio nacional se encuentra servido por el sector eléctrico nacional. El país posee una capacidad instalada de generación eléctrica de poco más de 34 GW, de la cual un 47,4 % es proporcionada por centrales hidroeléctricas (Energía renovable convencional).
La capacidad instalada de generación debidamente rehabilitada puede aportar hasta 200 TWhr/Año de energía eléctrica a un precio altamente competitivo, porque las centrales ya están amortizadas.
En términos de demanda eléctrica, Venezuela en el año 2013 alcanzó su pico el cual fue de aproximadamente 149 TWhr-año (Demanda promedio de 17 GW). Es decir, acometiendo planes de rehabilitación del sistema eléctrico actualmente instalado le permite al país manejar a corto y mediano plazo (Lapso de 2 a 5 años) un crecimiento de la demanda eléctrica de hasta aproximadamente los 24 GW.
Adicionalmente el país posee el potencial para desarrollar un estimado de poco más de 145 TWhr/Año (Capacidad de potencia instalada de 19,5 GW) de energía hidráulica convencional en la cuenca de los ríos Alto Caroní, Caura y Paragua. A ello se le puede sumar la base de recursos existente en combustibles fósiles los cuales, gestionados con criterios económicos, pueden aportar capacidades variables entre 80 -100 TWhr/Año. Lo anterior aporta una base de recursos adicionales de energía eléctrica convencional, en el orden de los 200 a 245 TWhr-año (Capacidad de 23 a 28 GW de potencia).
Energía Eléctrica Proveniente de Fuentes Renovables No tradicionales (Eólica, Solar, Otras)
Energía Eólica
Venezuela posee el potencial para instalar en tierra un estimado entre los 12 -14 GW de generación eólica, principalmente disponibles en el frente norte costero del país. Actualmente el país dispone de una capacidad instalada de generación por viento, menor del 0,4% de la capacidad total de generación
Energía Solar
Venezuela posee un muy importante potencial de energía solar. Estimaciones realizadas del potencial de radiación solar del país determinan, considerando valores moderados, que el 51,3% de la superficie del territorio nacional recibe energía en el orden de 16,2 a 18,5 MJ/ m2- día o lo que es equivalente a 4,5 a 5,1 kWh/m2-día) . Hablando en términos moderados se puede establecer una capacidad energética estimada en alrededor de 2383 TWhr-día (≈100 TW de capacidad de generación). El país actualmente, excepto en pequeñas aplicaciones individuales y residenciales, no dispone de centrales ni de instalaciones de generación eléctrica basadas en fuente solar, sin embargo; el gran potencial disponible le permite efectuar el aprovechamiento económico de esa fuente de energía eléctrica.
A manera de resumen se puede establecer que Venezuela posee potenciales energéticos convencionales y no convencionales (Energía provenientes de fuentes fósiles (Petróleo y gas) y electricidad) que pueden ponerlo a la cabeza de LatAm como fuente de suministro y a la vez, hacer aprovechamiento en sitio para alimentar grandes desarrollos industriales a precios económicamente muy rentables.
En términos de energía renovables no convencionales, Venezuela posee un extraordinario potencial el cual, a diferencia de países vecinos competencia, aún no ha desarrollado. Nuestros vecinos por ejemplo Colombia actualmente están conformando ejes energéticos (“Hubs”) en el orden de los 6 GW pensados principalmente en las energías renovables oscilantes (Eólicas) de la Guajira colombiana. Ese es el puntal energético al cual apuesta Colombia para los próximos 50 años y se encuentran adyacentes a la frontera occidental de Venezuela. Al trabajarse en forma combinada, Venezuela podría exportar a Colombia u otros países, mediante enlaces en Corriente Continua capacidades superiores a los 100 TWh-año de energía eléctrica proveniente exclusivamente de fuentes eólica o solar.
En energía fósil convencional, Venezuela posee una de las mayores bases del mundo de recursos de hidrocarburos (petróleo y gas) onshore que se pueden desarrollar con inversión privada a costos muy competitivos a nivel internacional, permitiendo al país retomar la cuota de participación del mercado actualmente ocupada por países como Colombia y de manera reciente, por los petróleos “offshore” de Guyana y Brasil, los cuales; resultan costosos y altamente sensibles a largos períodos de precios moderados o bajos, que puede ser la realidad del mercado petrolero mundial en fase de posterior a la pandemia del SAR-Cov-2.
Entonces, ¿Cuál es el camino que nos queda a los venezolanos?
Cambiar la narrativa existente en diversos escenarios, de manera muy sutil pero consistente. Esa de *Venezuela no tiene remedio* / *Venezuela es caso perdido*, etc. Y proceder a enfocarla en una visión positiva, basada en intereses geoestratégicos de largo plazo para posicionar a Venezuela como el nuevo polo regional de LatAm.
Minería e Industrialización
Venezuela posee entre el 10 y el 23% de las reservas mundiales de algunos de los principales minerales como Hierro, Bauxita, Cobre, Oro, Zinc, Coltan, Níquel, Diamante, Titanio, entre otros. La mayoría de los depósitos se encuentran en Guayana, Los Andes o alrededor de la Cordillera de la Costa.
Fotografía: Vista Zona Industrial de Matanzas –Ciudad Guayana y el rio Orinoco Autor: Ing. Juvencio Molina-
En general, los recursos mineros y los minerales explotados tienen como destino la exportación, debido a la muy limitada capacidad de procesamiento industrial instalada en el país.
La capacidad instalada de la llamada industria pesada tiene su centro en Ciudad Guayana, en el estado Bolívar en donde se localizan las principales factorías siderúrgicas y de aluminio de la nación, disponiéndose de facilidades de movilización de cargas de exportación a través del rio Orinoco.
La industria siderúrgica posee una capacidad instalada aproximada de 6 millones de ton/año, destacando SIDOR como la mayor siderúrgica del país y de la región andina latinoamericana.
Venezuela es un jugador importante en el mercado latinoamericana de semi elaborados, planos y largos de acero; mineral de hierro; briquetas de hierro en caliente (HBI); pellas.
La industria del aluminio de Venezuela posee una importante base industrial instalada de
644 mil toneladas/año. Esa cifra corresponde al 27% de la capacidad de producción de LatAm o al 1,9% de la capacidad mundial. Siendo Venalum la reductora de aluminio primario más grande de Venezuela y de Latinoamérica. Alcasa, es otra importante reductora de aluminio primario del país, con capacidad para producir 170.000 toneladas del metal.
La industria del aluminio de Venezuela tradicionalmente ha presentado competitividad debido a estar instalada cerca de las grandes centrales hidroeléctricas del país y al disponer de suministro de gas metano, a precios muy competitivos.
El país posee importantes reservas de bauxita sin explotar por lo cual, existen oportunidades de generar proyectos y expansiones de la industria del aluminio, tanto en producción y reducción primaria como en lo relativo a su transformación en productos elaborados con alto valor de mercado para exportación o consumo interno.
En el aspecto del desarrollo industrial asociado al acero y el aluminio existen oportunidades para instalar grandes fábricas de procesamiento y elaboración de productos terminados en las márgenes de los ríos Orinoco y Apure. Esas fábricas dispondrían de acceso cercano a su materia prima (Productos siderúrgicos y de aluminio), energía eléctrica y facilidad de movilización de cargas al utilizar los canales de navegación de los ríos Apure y Orinoco como vías de salida para su producción.
Promover el desarrollo de condominios industriales en las márgenes de los grandes ríos Apure y Orinoco crea dinámica de crecimiento, desarrollo, ocupación territorial y presencia vital de nacionalidad y del estado para una gran franja de tierra que va desde el Delta del Rio Orinoco hasta Guasdualito en el llamado Alto Apure. El área impactada es de aproximadamente 30000 km2; constituida por Franja -1000 (Largo) x 30 (ancho) km-, distribuida tal como se muestra en la figura siguiente.

Es evidente el solapamiento del área de la franja con las fuentes de energía fósiles (Petróleo y gas) disponibles en la faja del Orinoco, de la energía renovable proveniente del área de los desarrollos hidroeléctricos del rio Caroní y sus afluentes, de los recursos mineros y materias primas industriales localizadas al sur del rio Orinoco (Estados Bolívar y Amazonas), así como la disponibilidad en volúmenes adecuados de agua dulce para procesos industriales y de los cursos de los ríos Apure y Orinoco como vías para el transporte de productos y materias primas.
Para la franja Apure – Orinoco debe destacarse además la facilidad de acceso y la cercanía que la misma presenta en relación con los sistemas troncales de transmisión de energía eléctrica en niveles de alta y extra alta tensión de 765, 400 y 230 kV del sistema eléctrico nacional. Zonas como Guasdualito, San Fernando de Apure y Cabruta ya disponen de redes en 230 kV con capacidad para manejar hasta 500 MW de consumo local. La zona de Ciudad Guayana es el asiento de instalaciones con capacidad instalada de transmisión eléctrica mayores de 5000 MW alimentadas con energía proveniente de las grandes centrales hidroeléctricas del Bajo Caroní.
La navegación del Orinoco – Apure es un tema estudiado y debido a su factibilidad, diversos estudios proponen la gran ventaja para Venezuela de efectuar la habilitación del eje Orinoco – Apure como cinta transportadora e integradora de las potencialidades económicas de las regiones andina, llanera y guayanesa . El rio Orinoco es navegable durante todo el año por buques oceánicos de gran calado hasta Puerto Ordaz y hasta la población de Cabruta por gabarras y barcazas con gran capacidad de carga (Conformando trenes de hasta 20 barcazas de 1500 o 2000 t cada una). Para el rio Apure de manera preliminar existen estudios que determinan la factibilidad de navegación en el período de estío por gabarras con calados de 3 m y 750 t de capacidad de carga. Existen diversas perspectivas para habilitar los canales de navegación de los ríos Orinoco y Apure las cuales hasta el presente no se han implementado, simplemente porque no ha existido el interés económico ni la visión para integrar el inmenso potencial de la región al desarrollo de la nación.
Agricultura
Venezuela en las primeras décadas del siglo XX pasó de una economía fuertemente agrícola a tener una economía rentista basada en la riqueza petrolera. El esquema rentista trajo consigo la llamada economía de puertos, sin embargo; la agricultura se mantuvo y se fue modernizando al ritmo de los avances científicos y tecnológicos.
Diversos gobiernos, especialmente los democráticos del llamado Pacto de Punto Fijo, en cierta forma, se vieron obligados a darle una mano a la producción agrícola por lo que ello representa en cuanto a ocupación del territorio, fuente de empleos tradicionales, suministro de alimentos para la población y de otros bienes como fibras de origen vegetal y materiales para la construcción.
En apoyo a la agricultura se hicieron desarrollos muy importantes, se mejoró la producción animal bovina, porcina y avícola. Se fundaron centros de desarrollo como Turén, se construyeron grandes obras para riego como el Sistema del Río Guárico y Las Majaguas, y otros sistemas por derivación para regar fértiles tierras de los llanos venezolanos. Se fundaron escuelas de agronomía, veterinaria y zootecnia en importantes universidades y a nivel tecnológico, para el apoyo científico y técnico de la agricultura. Se realizaron estudios de suelos, que junto a las mediciones climatológicas vinieron a definir una serie de sistemas suelo-clima, útiles para la zonificación de los cultivos y poder manejarlos de la mejor manera. Esos estudios determinaron la zonificación y tierras de vocación agrícola y pecuaria que posee Venezuela la cual alcanza un estimado aproximado de 45 millones de hectáreas.
La actividad agrícola y pecuaria de país hasta el año 1998, mantuvo una actividad avanzada y muchos productores se fueron especializando en determinados cultivos y han sido el motor en la producción, que alguna vez fue suficiente, en arroz, azúcar, maíz, varias frutas, varias hortalizas y otros productos. Sin embargo a partir del año 1999, al llegar la llamada era Socialista del Siglo XXI, la producción agrícola y pecuaria comenzó un severo declive al ser el blanco de las erradas políticas de gobierno implementadas destacándose la intromisión del gobierno como actor principal en la producción agrícola, basada en la expropiación y confiscación de tierras en plena producción realizadas de manera arbitraria y no pocas veces ilegales, desconociéndose titularidades y tradicionales legales de los propietarios, privilegiando los negocios de importaciones de productos agrícolas, el abandono de los sistemas de financiamiento y de apoyo técnico a los productores del campo lo cual ocasionó, el colapso de la producción agropecuaria de la nación y así pasar de un 85% de autosuficiencia alimentaria promedio a una menor del 20% actual. En términos monetarios el declive de la seguridad alimentaria de Venezuela se expresa, de acuerdo con cifras del BCV, en una caída sostenida del PIB agrícola per cápita entre el año 2008 y el 2014 en el orden del 7,7%. El Ministerio de agricultura y tierras reporta una caída del valor de la producción agrícola entre los años 2008 al 2015 del 9,7%. . Sin embargo, las asociaciones de productores agrícolas de Venezuela, tales como FEDEAGRO y FEDENAGA, consideran mayores las cifras de las caídas la producción agropecuaria venezolana, tal como se evidencia en el cuadro siguiente:

La caída de la producción agrícola nacional en Venezuela ha sido tradicionalmente compensada con un incremento de las importaciones. Ese aspecto se puede resumir en:
“Durante la década de los 60 la importación de alimentos rondaba los 200 millones de dólares, para los años 90 se situaba entre 2.000 y 2.500 millones de dólares y para el año 2009 ascendía a 7.000 millones de dólares ”. Para el año 2014, diversas fuentes sitúan la importación de alimentos en un monto de 10000 millones de US$, sin embargo; para los años 2018 – 2019 fue evidente la severa caída de los valores de importación situándose alrededor de los 2500 MMUS$, situación que sumada a la muy grave caída de la producción nacional produjo una severa reducción del consumo, manifestándose en altos índices de desnutrición y pobreza para los venezolanos.
Es evidente la necesidad de acometer con visión de política de estado las tareas de rehabilitar y relanzar la producción agrícola nacional para alcanzar la autosuficiencia alimentaria, sin embargo; considerando las inmensas potencialidades agropecuarias que posee Venezuela, los planes deben asumir objetivos de convertir al país en agroexportador, con alcance regional, especialmente para servir la cuenca del Caribe y el mercado de los EEUU. Deben ser objetivos fundamentales crearse los mecanismos de estímulo de diverso orden para la inversión privada que permita el soporte técnico, la adecuación tecnológica y modernización de los procesos de producción, así como expandir y desarrollar sistemas de riego y otros soportes fundamentales que permitan incrementar las áreas sembradas desde el actual 10% hasta alcanzar progresivamente 60 o 70% de las superficies con vocación agrícola disponibles.
Turismo y Servicios
Venezuela es un país el cual cuenta con grandes potencialidades turísticas las cuales realmente nunca han sido explotadas. Crear los estímulos para hacer del turismo en Venezuela una industria con alcance internacional debe ser objetivo de estado de corto, mediano y largo plazo.
Entre esos objetivos debe darse prioridad a:
- Rehabilitar, expandir y desarrollar infraestructura de servicios turísticos hoteleros.
- Mejoras en los mecanismos de soporte de la actividad turística tales como transporte, comunicaciones y en general, servicios públicos de calidad.
- Impulsar mecanismos educativos que permitan calificar a los operadores de turismo en la atención y el servicio. Es necesario entrenar a los venezolanos en los términos profesionales del significado, actuar como anfitriones.
Recursos humanos
Venezuela, a pesar de la debacle y la diáspora causada por la gestión socialista del siglo XXI aun cuenta con un potencial humano, traducido en capacidad de actuación y también de aptitud, que pocos países de Latinoamérica pueden exhibir.
La sociedad venezolana posee naturalmente características inclusivas sin distingos ni sectarismos sociales por raza, género ni religiosos. Esa característica es un sello de identidad nacional, la cual; debemos resaltada como uno de los grandes valores idiosincrásicos de la nacionalidad.
La característica inclusiva ha permitido que Venezuela disponga en porcentajes casi similares de hombres y mujeres educados, altamente capacitados lo cual se traduce en una formidable disponibilidad de mano de obra requerida por inversión productiva extranjera, en el relanzamiento de la nación.
La calificación del recurso humano, es un potencial que brinda ventajas competitivas al país y debe ser política de estado de corto, mediano y largo plazo mantener la educación de calidad, considerando las necesidades de la nación, promoviendo la formación de alto nivel que permita a la sociedad venezolana abordar con éxito los retos de mayor exigencia y competencia que cada día serán la característica del mundo futuro.
AUTORES:
JUVENCIO MOLINA A.
Ing. Electricista, Univ. de Los Andes, Mérida 1991
Especialista en Instalaciones Eléctricas, USB, Caracas, 2006.
([email protected])
Profesor de Posgrado USB, Consultor Senior-Power, Oil&Gas, Utilities, Industrial Facilities.
Secretario Nacional de la Asociación Venezolana de Ingeniería Eléctrica, Mecánica y Profesiones Afines (AVIEM) del Colegio de Ingenieros de Venezuela.
Miembro de la Comisión de Energía ANIH
Consultor
Comisión Energía ANIH
Coener
Fuentes:
Según reportes de FEDECÁMARAS en el lapso de veinte años (1999 – 2019) ha cerrado el 60% de las empresas privadas del país. De 620 mil empresas existentes en 1999, para el año 2019 quedan operativas 250 mil. https://efectococuyo.com/economia/fedecamaras-afirma-que-370-mil-empresas-han-cerrado-en-venezuela-desde-1998/
CEPAL Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe, 2018. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/44326/106/BPE2018_Venezuela_es.pdf
Ver datos en https://datosmacro.expansion.com/paises/venezuela
Ver información detallada de los acuerdos y tratados en la web de TRADEX. http://www.tradex.com.ve/tratados-de-promocion-y-proteccion-reciproca-de-inversiones/
Estimación del potencial de energía solar en Venezuela utilizando sistemas de información geográfica. Autores: Fausto Posso, Julio González, Francisco Guerra y Heriberto Gómez. Publicado por la Revista Geográfica Venezolana, Vol. 55(1) 2014, 27-43. Disponible en http://www.saber.ula.ve/handle/123456789/38968
Ver el libro “Los Papeles del Dr. Rafael de León”. Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat, Caracas, año 2007. http://www.acading.org.ve/info/publicaciones/libros/pubdocs/LOS_PAPELES_DR_RAFAEL_DE_LEON.pdf
Ver detalles en blog http://cuentaelabuelo.blogspot.com/2016/05/geografia-del-estado-portuguesa-relieve.html
Ver “La situación agrícola de Venezuela, una aproximación al problema y líneas de acción para resolverlo en el corto plazo” Ing. Agr. Germán X. Briceño R… Julio 2018. Consultado online en http://redagroalimentaria.org/archivos/documentos/Situaci%C3%B3n%20del%20agricultura%20en%20venezuela%20GB.pdf
Ver detalles en la web https://www.tribunadelinvestigador.com/ediciones/2009/1-2/art-5/